Bobby Cruz: El maestro sigue ardiendo en salsa y vida
A sus 87 años, el legendario cantante de salsa sigue más activo y comprometido que nunca, alimentado por un amor indestructible a la música y a la vida.
“Que Dios ha sido bueno conmigo a través de toda mi vida, y yo le doy gracias a Dios y a dos personas más por lo que he sido… a mi madre, que ya partió, y a mi esposa, que ya partió. Esas dos mujeres son muy esenciales en mis éxitos en la vida, pero, sobre todo, yo sé que Dios me escogió para esto”. Así, con la voz pausada y agradecida, Bobby Cruz responde desde Houston a través de una entrevista con Jorge Cura por Emisora Atlántico en Barranquilla.
A sus 87 años, el legendario cantante de salsa sigue más activo y comprometido que nunca, alimentado por un amor indestructible a la música y a la vida.
Orgullo de su Pueblo
Hormigueros, uno de los pueblos más pequeños de Puerto Rico, es el origen de Bobby. “Ahí fue donde nací… y Hormigueros, lo único que le falta, es cambiar su nombre y ponerle Bobby Cruz al pueblo”, bromea el maestro, entre risas y el orgullo latente por sus raíces. Asegura que el cariño de su tierra natal lo llena de fuerza para seguir en pie y que, a diferencia del dicho popular, sí se puede ser profeta en su tierra.
Un Encuentro del Destino: Richie Ray & Bobby Cruz
“Richie y yo nos conocimos muy jóvenes. Sucede que nuestras madres trabajaban en el mismo sitio; eran costureras en el mismo taller”, rememora con nostalgia.
“El papá de él quería que él fuera concertista en el piano, y Richie, cuando yo lo vi por primera vez, que tenía como nueve años, yo cruzaba la escuela intermedia y hacíamos unas presentaciones; yo participaba, yo cantaba o algo, y en una ocasión participó Richie, como de nueve años, y tocó a Beethoven. Yo me quedé de una sola pieza al ver que ese niño, Richard Maldonado Morales, mejor conocido como Richie Ray era quien realizaba esa interpretación, y desde entonces nos conocemos y hemos incursionado en muchos proyectos musicales”.
Así nació la Salsa…
La historia de cómo nació el término “salsa” para definir el género remota en la primera vez que se mencionó en Venezuela. El locutor Phidias Danilo Escalona preguntaba qué era esa música tan diferente. “El loco Phidias, el bigotón”, porque tenía un bigote muy grande, tenía un programa que la juventud venezolana escuchaba. Entonces, me dijo: “A mí me llaman ‘el loco’, pero su música está más loca que yo”. Eso no es mambo, eso no es pachanga, eso no es chachachá. ¿Cómo definen eso? Y fue Richie quien jocosamente le contestó: le dijo “ketchup”.
En ese momento, el término no era conocido en Venezuela por ser una marca norteamericana, comenta el artista Bobby, quien fue el que aclaró el término diciendo que era una “salsa que se utiliza en las hamburguesas para darle sabor”. Es así como desde ahí se empezó a acuñar la palabra salsa para describir a estos grandes artistas, testificando el nacimiento de una palabra que sería himno y bandera.
Por otro lado, dicen que a veces los grandes cambios nacen de una simple insistencia, de una corazonada que no se puede ignorar. Así fue como una palabra que parecía no tener sentido para algunos terminó marcando un antes y un después en la historia de la música latina.
“Nosotros ya teníamos un álbum destinado, y era Los Durísimos. El productor de nosotros, un señor que se llamaba de apellido Cristal, Pancho Cristal, y yo le dije: quisiera que las carátulas hicieran una que dijera ‘Salsa y Control’. Me dijo: ‘Bobby, ya se han hecho 10,000 carátulas, y si yo le digo al dueño de la compañía que tenga que borrar 10,000 carátulas, me botan a mí y a ustedes también’. Yo le dije: ‘Necesito que se ponga Salsa y Control’. Él me dijo: ‘Richie, eso qué tiene que ver con nada’. Yo le dije: ‘Hazlo y después yo te explico’. Entonces mandó las carátulas a la imprenta otra vez, y ya las carátulas decían Los Durísimos y abajo pusieron ‘Salsa y Control’, y es la primera vez que la palabra ‘salsa’ se usó para describir un género musical”.
En ese momento vendieron millones de discos, e hicieron un montón de giras y lo que comenzó como una simple petición cambió el rumbo de la música latina para siempre. Salsa y Control no solo bautizó un álbum: bautizó todo un movimiento.
Desde entonces, “salsa” no fue solo una palabra; se convirtió en identidad, en cultura y en revolución sonora.
Fe, Transformación y Reencuentros
El camino musical sufrió cambios profundos cuando Richie se convirtió al cristianismo. El maestro afirma que esa noticia no lo puso feliz al inicio: “Yo no estaba feliz ni contento con eso, porque trataba de razonar con Richie y le decía: ‘Dios y la salsa no tienen nada en común, eso nos va a perjudicar’. Pero Richie decía que ya conocía a Jesucristo, que no iba a ir para atrás, y no dio vuelta atrás y se dedicó a convencerme a mí de que tenía que hacerlo”.
El giro espiritual llevó a ambos por sendas personales de fe, cambio y, finalmente, reconciliación entre la música y el mensaje de esperanza.
Luchas, Rescates y Amistad
Amigo de grandes como Joe Arroyo y Héctor Lavoe, Bobby no fue ajeno al drama humano detrás de los ídolos. “El drogadicto está enfermo. Ellos no duermen, no pueden comer, el sistema nervioso está alterado. Con Joe y nuestras esposas hicimos una muy buena amistad, y Joe creía lo que yo le decía, pero hay fuerzas más grandes. Lo mismo pasó con Héctor Lavoe. Héctor decidió que se iba a añadir a uno de los programas de rehabilitación, pero yo cometí el error de dejar que él viniera por su cuenta en vez de traerlo”, lamentó el artista, reflexionando sobre los límites de la amistad y la batalla contra los demonios personales.
Con salsa y sinfónica: siempre innovando
A sus 87 años, Bobby no solo mira hacia atrás; mira el presente y se planta en el futuro. “Estamos tocando salsa, pero acompañados con la Sinfónica de Puerto Rico… hace como 10 años hicimos dos presentaciones y ahora regresamos”.
Recuerda haber grabado junto a músicos de la Sinfónica de Medellín un disco ganador de un Grammy, aunque aún espera llevar ese formato sinfónico al vivo en Colombia: “Creo que de verdad a los colombianos les interesaría mucho… les gusta la sección del ritmo, un buen conguero, un campanero. Sigo creyendo que hay que moverse para que suceda”.
Finalmente, optimista, agradecido y apasionado, Bobby Cruz concluye que su longevidad y energía no son casualidad sino resultado de la fe, el amor familiar y el abrazo eterno de la música: “Yo sigo campante porque la música y Dios me mantienen vivo”.
Es así, como Bobby Cruz sigue moviendo corazones y bailadores, dejando claro que la verdadera salsa no tiene edades ni fronteras, y su testimonio es la mejor muestra de esa inmortalidad.